Marco Temprano "El color de las pajaritas"

Carpeta Ocho obras digitales sobre lienzo 45x33 cm. Edición de 40 ejemplares

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El color de las pajaritas                                  a Emma
Hace mucho tiempo, en un lejano país situado a la izquierda del horizonte, en una isla llena de árboles y arroyos vivían las pajaritas
alegres y contentas.
En ella crecían los pomotos, arbustos de hojas lobuladas y frutos de colores que eran el alimento preferido de las pajaritas.
Había pomotas rojas, amarillas y azules.
Las pajaritas se volvían del color de la fruta que comían.
Al engullir las pomotas su jugo se repartía por todo el cuerpo adquiriendo ese color. Pues, por ser de papel no tenían estómago que
retuviera el alimento.
El color lo perdían por la noche cuando la blanca luna las bañaba con su reflejo.
Por ello todos los amaneceres se despertaban blancas.
Blancas y hambrientas.
Y dando saltitos como los gorriones se iban presurosas a desayunar.
Las que comían pomotas rojas se iban sonrosando, adquiriendo más fuerza en su color dependiendo de la cantidad que engulleran.
Las que comían pomotas amarillas se ponían amarillas.
Las que preferían las pomotas azules se iban coloreando de azul.
De esta forma, después del desayuno eran todo colorido.
Si comían un menú variado sus colores también variaban.
Así si comían pomotas rojas y amarillas se volvían naranjas.
Si comían pomotas amarillas y azules se volvían verdes.
Las que comían pomotas azules y rojas se volvían violetas.
Y las glotonas que comían rojas, amarillas y azules se volvían negras; se solían poner muy malitas y el día siguiente lo pasaban en
blanco pues no las apetecía comer.
Este pequeño cuento, que ahora edito de la mano de José Luis Murcia para Leda y Guiomar, lo escribí en 1987 para explicar la
teoría del color a mi hija Emma, que en aquellos años tenía más o menos la edad que hoy, 25 años después, tienen sus sobrinas.